lunes, 6 de septiembre de 2010

La vida sigue igual...

Decía el poeta “Al andar se hace camino / y al volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar”.


Ya tenemos asumido que la vida se rige por años académicos en vez de naturales como si el verano fuese una especie de borrón y cuenta nueva y septiembre fuese el nuevo altar del Sol. De las cenizas del verano resurge de nuevo la actualidad informativa que, salvo pinceladas exóticas, es muy previsible.

El curso político comienza, hablando de forma coloquial, con la fiesta minera de Rodiezmo porque nos gobierna un partido nominalmente de izquierda. Cuando gobernaba la derecha, o el “centro reformista” que nadie sabe muy bien qué significa, el pistoletazo de salida se daba cuando el presidente del Gobierno hacía una visita a Quintanilla de Onésimo Redondo (otro gran adalid del centrismo reformista). Unos dirán que la noticia es la ausencia del actual presidente del gobierno, temeroso tal vez de que le afeen los participantes su reciente reforma laboral. Otros dirán que el interés informativo ha sido la suerte de chiste sin gracia que espetó el líder de la oposición acerca de que él sí iría a dicho acto sindical. Y no faltará quien ponga el acento en la participación entre chascarrillos del ínclito Alfonso Guerra. Personalmente me quedo con algo que a la mayoría se le escapa: pasa el tiempo y cambian los secretarios generales del PSOE y de la UGT, los presidentes del Gobierno de España y los respectivos de Asturias y Castilla y León; pero allí les está esperando a todos como cada año José Ángel Fernández Villa, secretario general del SOMA-FIA-UGT lo que da un sentido cuando menos extraño a lo que se entiende por renovación de la izquierda.

Otra de las noticias cíclicas es el anuncio de tregua de ETA. Al menos esta vez no han patinado los políticos; salvando las no menos clásicas declaraciones extemporáneas de Mayor Oreja, aquél político mediocre que creyó que ser Ministro del Interior era el camino más corto para ser lendakari vasco. Casi da vergüenza comentar un comunicado que no dice nada nuevo y al que ni Aralar le ha dado trascendencia alguna. Al menos en eso vamos aprendiendo.

Lo que parece que va a dar más que hablar, al menos de momento, es el nuevo lío de la Federación Socialista Madrileña, aunque tampoco es novedad y es que lo de la FSM es el cuento de las mil y una noches. La pugna esta vez es entre Tomás Gómez, líder de la FSM que fue alcalde con mayor aceptación entre sus conciudadanos y Trinidad Jiménez, antigua candidata al Ayuntamiento de la capital. Ambos batallan para presentarse como cabeza de cartel en las próximas elecciones autonómicas. El primero tenía la difícil misión de pacificar una familia mal avenida que es lo que ha sido la FSM desde los tiempos de los acostistas-guerristas versus leguinistas-renovadores. En lugar de ello se ha dedicado a dos tareas: acallar la “disidencia” y hacer una oposición a Aguirre tan poco constructiva como la que ha hecho Rajoy a Zapatero con la diferencia que Aguirre maneja mejor la propaganda política que Zapatero y ha conseguido salir indemne, al menos aparentemente, de la crisis económica de su comunidad (no olvidemos que el INEM está transferido) y de la corrupción económica y moral de su partido. La otra candidata en liza no es tampoco alguien desconocida pues ya fue impuesta en su día como contrincante de Gallardón y fracasó, si bien no perdió en ningún momento los papeles como hizo Miguel Sebastián en uno de los actos más bochornosos que se recuerdan en la política democrática. Hablando mal y pronto “vaya dos patas pa’ un banco”. Y los aguirristas frotándose las manos y metiendo cizaña cuando, si tuvieran alguna medida de la decencia, deberían abstenerse de criticar el amago de democracia interna que son las primarias del PSOE porque en su casa no existe ni ese amago.

El exotismo lo ha puesto esta vez el profesor Neira. Alguna vez deberíamos aprender que ser víctima no cualifica. A una víctima hay que darle reparación y todo el apoyo que precise, pero ser víctima no es una virtud que ponga a alguien por encima del bien y del mal, ni justifica su pasado ni ha de consentírsele lo que haga en el futuro. Es una persona más que tiene sus aciertos y errores.


Por cierto, el poeta citado al inicio es Antonio Machado. Esperemos no tener que decir lo que comentó la víspera de salir al exilio: “Sería mejor que me quedara a morir en una cuneta”.

2 comentarios:

  1. Felicidades por el artículo y por esta nueva andadura. No esperaba menos ;).

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  2. Como siempre.....un pozo de sabiduria....que ganas tenia de poder leerte....muchas felicidades....

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